Ocurrió lo que todos ya sabíamos y
esperábamos en el plano extradeportivo, en la final de la Copa del Rey. Las dos
aficiones de los equipos contendientes, abuchearon el himno español.
Tras un comienzo tan deplorable,
y una vez terminado el protocolo previo, comenzó el partido que disputaron Ath. de Bilbao y F.C. Barcelona. Resulto ser
un partido tan deplorable como los abucheos del inicio.
El Ath. de Bilbao, salió aun peor
que en la final disputada ante el At. de Madrid en la Europa League. Hizo el ridículo
el equipo vasco en el primer tiempo. Un equipo sin tensión, sin garra y en el
que los jugadores eran nulos. Un equipo estático
sin posición en el campo, en el que la distancia entre defensa y medio campo
era de más de treinta metros, los movimientos de la defensa no existían, se veía
correr a un jugador por la zona en la que transitaba el balón y el resto del
equipo se dedicaba a mirar no se aun muy bien que, si a los jugadores del Barcelona
o a la luna.
Decepcionante en conjunto el Atletic,
no se salva nadie, ni sus jóvenes promesas, ni sus consagrados más veteranos,
ni aquellos que suenan para grandes equipos la temporada próxima. Y máximo responsable
de todo esto, Bielsa. Dos finales seguidas en la que su equipo no solo ha
salido sin intensidad al campo, no solo ha encajado un gol temprano en ambas,
eso puede suceder incluso jugando bien. Pero lo que no puede suceder es que en
ambas finales en apenas 5 minutos el equipo este derrotado y no exista
respuesta no ya desde el campo por los jugadores, sino desde la banda. Ayer después
del primer gol encajado habría dado igual que al frente del banquillo estuviera
Bielsa o Ronald Mc Donal, o el personaje real o de ficción que cada uno quiera
imaginar.
El Barcelona, no tuvo ni que
jugar al futbol para ganar, tiene el merito de haber ganado una final y
llevarse otro título a casa y a engrosar la lista interminable de Guardiola.
En muchos entrenamientos
Guardiola exige mucho más a sus jugadores, de lo que el Bilbao exigió ayer a su
adversario para que estos se llevaran el titulo. Las mejores pases que recibían
los jugadores del equipo barcelonés, eran los que les daban mediditos y al pie
los del Athletic.
Para dar un ejemplo de la falta
de competitividad de la final de ayer, solo hay que mirar un dato del partido.
El Barcelona no necesito hacer ni una falta en todo el primer tiempo para poder
controlar los ataques de los leones.
A los 25 minutos 0-3 para el
Barcelona, con dos goles de Pedro y Messi. Y pare usted ya de contar. Ese mismo
resultado lucia en el marcador al final del partido.
El segundo tiempo, 45 minutos
insulsos, en los que el Bilbao elaboro una jugada, con un magnífico pase en
largo rompiendo la defensa del Barcelona y balón elevado por encima de Pinto, que
acabo en el punto medio entre el poste de su portería y el banderín de córner.
El Principe Felipe en la final de Copa del Rey |
El Barcelona paso el rato, como
quien va a la consulta del médico, aburrido esperando que sea la hora de
entrar. Messi intento un par de ocasiones una de sus cabalgadas cruzando todo
el campo, para intentar marcar un gol de esos que ponen 50 veces en todos los
telediarios, pero no lo consiguió. Si en alguna de esas cabalgadas en lugar de
intentar zigzaguear al enésimo muñeco vestido con la camiseta del Athletic
hubiera pasado a un compañero, tal vez hablaríamos de una goleada mucho mayor.
Eso fue lo que vimos ayer, una
final que como puse en el titular fue la peor del mundo, porque no hubo respeto
en las gradas, a los símbolos de un país. Una final en la que uno de los
equipos salió a pasear por el campo, sin actitud alguna. Una final en la que el
árbitro en la única y clara jugada que hubo en una de las aéreas, fallo de
manera clamorosa.
Esta final la olvidaran todos muy
pronto, solo quedaran dos datos en el recuerdo en la estadística, el ultimo
titulo de Guardiola en su era en Barcelona y otro título del F.C Barcelona en
la Copa del Rey. Todo lo demás es digno de pasar al olvido.
Enrique J. Díaz-Benito S.
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