La mayoría de los medios han
pasado de puntillas sobre el hecho, de que independientemente de la situación y
momento que se vive en Egipto, se hable de la violencia en los estadios de futbol.
Parecer ser que la situación política del país, ha ayudado o generado parte de
la tensión para que se produjeran esos pocos afortunados hechos.
Recuerdo la tragedia de la final
del Estadio Heyssel, que vi en directo por televisión. Veintisiete años han
pasado de aquella tarde cuando la endeble separación de malla de alambre que había
entre los aficionados del Liverpool, se venció por el empuje que estos realizaron sobre ella al lado en que se concentraban la
mayoría de los aficionados de la Juvetus
de Turín. Recuerdo como se apretaba
la gente, como algunos saltaban las vallas de separación del campo, y como una
masa se agolpaba y abría unas puertas de acceso al campo, pese a lo cual las
vallas de separación reventaban y cedían, como debieron de reventar, los cuerpo
de aquellos desdichados que tuvieron la mala suerte de estar al lado de una
jauría humana, sin cordura, que aplasto a sus semejantes sin motivo, ni razón,
que fuera la de un odio irracional a unos semejantes suyos cuya única falta,
para ser atacados y perder sus vidas, era que el equipo de sus sueños de
grandeza y gestas deportivas era distinto de aquel a que ellos habían ido a
“animar”.
Desde entonces se ha avanzado
mucho en la seguridad de los estadios. Se eliminaron las vallas separadoras del
campo, se implementaron tornos, todas o la mayoría de las localidades son
sentadas, se instala video vigilancia.
Todo eso está muy bien. Pero ¿que
hemos hecho nosotros?, ¿ y los medios de comunicación?, ¿y los clubes, jugadores, entrenadores?
Tragedia de Heysel |
Los padres debemos ser ejemplo,
yo recuerdo ir con mi padre al futbol, y los único improperios que alguna vez
le escuche en la grada fueron, arbitrucho y pelele. Nosotros los adultos somos referencia para
los más pequeños, para nuestros hijos, sobrinos, sus amigos. Debemos mantener
las formas. Se puede animar, se puede cantar, protestar, pero nunca decir nada
verdaderamente ofensivo o denigrante. Y eso no solo en los partidos que vamos a
ver con nuestros hijos, sino también aquellos a los que les acompañamos
para verles jugar. Como no va ha haber violencia en
el fútbol, si entrenadores de categoría infantil se mofan de los jugadores del
equipo contrario, e incitan a sus pupilos a que los insulten o saquen burla de
ellos, por que alguno de ellos tiene algún problema del habla o son de un
colegio religioso. Si a esos niveles no
se toman medidas para evitar ese tipo de cosas que podemos esperar.
La práctica del deporte en los
niños debe tener como objetivos: la educación en convivencia, el respeto a los demás,
que sea lúdico y sea complemento de la salud de los niños.
En cuanto a los medios de
comunicación, también tenemos parte de culpa. Debemos dar nuestra opinión y
criticar todo lo referente al juego, y a sus entresijos. Pero debemos de hacer
ver también a quienes nos leen, escuchan o ven, que el deporte también es espectáculo.
No se puede alimentar la animadversión contra algunas personas o determinados
clubs por un hecho u otro.
No se puede decir sobre todo porque
es faltar a la verdad, que cuando un jugador celebra un gol en campo contrario,
lo hace para provocar al público. Porque si es asi las canchas de baloncesto
son pura provocación y en la NBA, ya sería un escándalo digno de ser llevado a
los juzgados. Seamos un poco serios.
Se critica el gesto de un jugador en un campo
cuando lleva varios partidos escuchando de la grada insultos, o se le desea a
voz en grito la muerte. Antes de criticar al jugador, se debería criticar esos
canticos, y eso creo que casi nunca se hace.
Lo mismo se hace en el terreno de
las declaraciones de entrenadores y dirigentes. Se critica a entrenadores que
no hablan de futbol cuando en una rueda de prensa tras un partido, se le
realizan 8 preguntas y ninguna de ellas versa sobre el partido, que es el
motivo de esa rueda de prensa.
La violencia en el futbol no es
un tema baladí, como no es la violencia en la familia, el trabajo, o la
escuela. O en todos los ámbitos de la vida se tienen las mismas reglas, y esas
reglas son para todos, o vamos a crear una sociedad en la que dependiendo de en
donde estés y de que lado, va a parecer que algunos tienen la potestad de abusar
de los otros.
Enrique J. Díaz-Benito S.
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