Hubo dos jugadas complicadas y difíciles
de ver, en el segundo gol de Osasuna existe fuera de juego, pero no el último
pase sino en uno anterior, tan complicada de ver la jugada, que ningún jugador
del F.C. Barcelona reclamo, y que solo en la repetición puede apreciarse.
Guardiola en su particular marcaje al hombre. |
La segunda jugada fue el gol bien
anulado al Barcelona, jugada también muy
complicada de ver, el pase de Messi es ligeramente peinado hacia atrás y es en
ese último toque, cuando queda inhabilitado el delantero del Barcelona que
remata a puerta.
A patir de aquí Guardiola se
transformo, no parecía ser el entrenador, como si se tratara de un marcador a
la vieja usanza, se pego a su rival, e iba junto a su marca a todos lados. El problema es que Guardiola no es jugador, y el rival no era tal, sino el arbitro asistente.
Ayer Guardiola evidencio que no
es lo mismo llamar que salir a abrir. Mientras que su equipo ha ido ganando títulos,
dominando las competiciones y a los rivales con su juego maravilloso, no ha
habido problemas. Guardiola vistió la camiseta del respeto, del buen juego, la
deportividad, la caballerosidad.
Era fácil enarbolar la bandera de
los valores, y hacer un cato de ellos, presumir y hacer parecer que era algo único
de su equipo. Era fácil porque ahora cuando su equipo lleva seguramente la peor
racha de estos tres años gloriosos, no ha tardado mucho en ir dejando en
evidencia que no es oro todo lo que reluce
.
Las declaraciones sobre los árbitros en las
ultimas fechas y el acoso de ayer al árbitro asistente por un acierto, dejan a
la vista, que el técnico del club catalán, pierde los nervios, y la compostura
como otros muchos.
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